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La investigación mundial en el campo de la neurociencia realizada bajo el proyecto BRAIN impulsado por Obama (Brain Research through Advancing Innovative Neurotechnologies), así como las investigaciones similares patrocinadas por la Unión Europea, ya superan los 1000 millones de dólares en conjunto.

El objetivo de todas investigaciones es nada menos que la decodificación del cerebro humano y aunque hay muchas iniciativas implícitas en este tipo de investigación, parece ser que el núcleo de las investigaciones gira alrededor de la creación de Inteligencia Artificial que pueda rivalizar o incluso superar a los seres humanos.

Pero quizás lo más llamativo e inquietante es que los desarrollos recientes ya apuntan a ir más allá de la mera capacidad de computación y buscan incorporar los principios de la evolución darwiniana a las máquinas, con el objetivo de naturalizar el proceso de la evolución de los robots.

Esta iniciativa se ha hecho evidente en la red de la Unión Europea denominada RoboEarth, una especie de mente en la nube colectiva, en la que los robots pueden hacer sus propias investigaciones, comunicarse entre sí y colectivamente aumentar su inteligencia mediante la imitación de la actividad de los demás, tal y como hacemos los seres humanos cuando aprendemos a nivel familiar y cultural.

Ahora, el Laboratorio Evolutivo de Inteligencia Artificial (Evolving Artificial Intelligence Lab) de la Universidad de Wyoming, tiene el objetivo declarado de introducir el concepto de “supervivencia de los más aptos” para que los propios mecanismos evolutivos lleven a la generación de robots totalmente inteligentes.



Y los científicos no piensan detenerse aquí. Como todos sabemos, la búsqueda de la procreación es un impulso natural.

George Zarkadakis, un ingeniero de inteligencia artificial, cree que los robots inteligentes buscarán también la procreación, ya que desearán tener descendencia, tal y como le sucede a todos los seres vivos.

A través de sencillos intercambios de software se podría crear una nueva inteligencia, así como la probabilidad de obtener mejoras “evolutivas”, como obtener protección contra virus informáticos. Sería algo similar al intercambio genético aplicado a los programas informáticos.

Además, el componente orgánico de esta procreación de las máquinas también está siendo investigada por los genetistas, en forma de secuencias de ADN descargables a través de Internet.

Al igual que los humanos, que deseamos que nuestros propios hijos sean versiones más saludables, más inteligentes y con una vida más larga que nosotros mismos, los sistemas robóticos desearán exactamente lo mismo cuando sean conscientes de sí mismos.

Y las investigaciones de la Universidad de Wyoming están centradas en este enorme potencial de desarrollo.

Además de comentar sobre el enorme potencial de las “mutaciones” y los intercambios de código informático, el investigador principal del programa, Jeff Clune declaró:

“Estamos tratando de aprovechar el poder de la evolución, porque es una fuerza de diseño muy creativa y poderosa.
¿Podemos usar ese proceso para evolucionar robots? Sí, podemos aprovecharla, y cuando lo hagamos, la evolución robótica nos traerá cosas mucho más inteligentes que las que los humanos pueden diseñar o concebir.
Queremos diseñar robots que rivalicen con la naturaleza”

Pero ya hay quien advierte de los enormes peligros que implicará el Darwinismo Robótico y la Procreación de las Máquinas.

Y es que tarde o temprano, los robots competirán con los humanos.

Nick Bostrom, filósofo experto en transhumanismo de la Universidad de Oxford, ya ha articulado las consecuencias no deseadas que puede implicar la erupción de una superinteligencia robótica.

Esta superinteligencia podría considerar a la propia humanidad como un “rival” y eso podría llevar a los seres humanos a una esclavitud operativa o incluso a una erradicación, tal y como ya ha sucedido entre los animales y los grupos humanos a lo largo de la historia.

Por más que personajes de la talla de Stephen Hawking o Elon Musk muestren su preocupación al respecto y denuncien los graves peligros de la Inteligencia Artificial, movidos en parte por las investigaciones y preocupaciones existenciales de Bostrom, lo cierto es que las investigaciones que conducen al desarrollo pleno de la Inteligencia Artificial, continúan a toda máquina.

Por ejemplo, un programa similar de la Universidad del Estado de Michigan utiliza algoritmos genéticos que operan en un marco matemático, llamados redes de Markov, para modelar una gran población de cerebros robóticos que trabajan en común en una tarea determinada, como puede ser, encontrar la salida a un laberinto.

Los cerebros que realizan mejor la tarea, obtienen un mayor número de “descendientes simulados”.
Con ello, los investigadores buscan acelerar el proceso de selección natural, lo que en teoría podría producir inteligencia y conciencia en un plazo relativamente corto de tiempo.

El líder del equipo de investigadores, Chris Adami, cita específicamente la posibilidad de equipar directamente un nuevo cerebro de robot con los resultados de “cientos de miles de generaciones”.

Una vez equipados con esta evolución acelerada, los robots pronto podrían haber desarrollado algunos principios superiores de carácter evolutivo, como son la capacidad de cooperación y finalmente, la autoconciencia.

Adami cree que la evolucionar los cerebros de los robots sumergiéndolos en mundos complicados que les obliguen a interactuar los unos con los otros, es el mejor camino para conseguir que desarrollen una inteligencia superior que los lleve a una consciencia de sí mismos:

“Cuando los robots tienen que crear modelos de cerebros de otros robots, están pensando sobre el pensamiento”, sostiene Adami. “Creemos que este es el comienzo de la conciencia”

Adami no siente ningún tipo de preocupación por el hecho de que los robots acaben tomando conciencia de sí mismos:
“Los robots pensantes serán extraordinariamente útiles. La humanidad no debe tener ningún temor ante el desarrollo de las máquinas. Cuando nuestros robots ‘nazcan’, dispondrán de un cerebro con una gran capacidad de aprendizaje, pero sólo dispondrán de instintos. Tomará una década o dos la exploración y formación para cada uno de estos robots, para que alcancen un cierto desarrollo de su inteligencia, exactamente como nos sucede a nosotros en nuestras vidas”

Este es el futuro que estos brillantes científicos están creando para la Inteligencia Artificial y los Robots.

Buscan que adquieran conciencia de sí mismos, que estén sometidos a un Darwinismo Robótico y que tengan la necesidad y la capacidad de tener una descendencia que herede sus características “genéticas”.

Dicho de otra manera, los científicos están sentando las bases para que los Robots del mañana sean elitistas, racistas, formen castas y tengan sentimientos de superioridad racial.

Y ya sabemos que todos estos son los elementos ideológicos indispensables que tantas veces han llevado a los seres humanos a la práctica del genocidio y la eugenesia

¡Bravo!

Informa: http://laeradeaquario.blogspot.com.es
Fuente: http://laverdad2punto0.com

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